miércoles, 9 de mayo de 2007

Calypsocromía

"Fisuras"

Hace poco leí (Kamerovski debería saber bien dónde) que, en 1979, no sé qué tarado se presentó candidato a la alcaldía de San Francisco con un disparatado programa electoral, probablemente con ganas de armar alboroto y poco más. En el programa se incluía, por ejemplo, la instalación de asideros para los borrachos en las farolas, o una ley que obligaba a todos los hombres de negocios a ir al trabajo disfrazados de payaso. Algo así como "Vendan inmediachamente chodas sus acchiones de Shell, amiguitos!!!!" No cuesta imaginar a un yupi al borde de su particular día de furia, vestido de arlequín llorón de cara blanca y postiza lágrima negra, royendo un sandwich de beicon en un banco al sol. El candidato obtuvo un respetable cuatro por ciento de los votos. La historia me resulta emocionalmente gemela del chiste de Paul Auster que Paco contó hace poco en un post fino fino. Es impresionante lo finos finos que le salen últimamente los posts al gordo gordo (siempre desde el cariño).

Dejando las mamadas y las memeces a un lado, lo que tienen en común el chiste del borracho y la absurda candidatura no es sólo su alegre careta de chascarrillo gozoso, sino también ese regusto desolado que dejan en el paladar. Revelan partes inconexas de un triste secreto, aún no sé de cuál. Sospechaba que ese secreto es que a escala cósmica nuestros empeños son todos ridículos y diminutos, pero desde Albert Camus, El Show de Truman y Matrix, eso ya no es un secreto para nadie.

Hay otras cosas en la vida que producen la misma evocadora desazón, o algún sentimiento parecido que nos tira un rato de la pernera del pantalón; "ponme un nombre, por favor, ponme un nombre"; hasta que se cansa de nuestra indiferencia y se desvanece. Algo hay en común entre la infinita persecución coyote-correcaminos, los apliques imitación caoba que llevan los 4x4 en Estados Unidos, las zonas abandonadas de la Isla de la Cartuja y la nieve que no vemos caer en invierno. Capítulo aparte merecen, y quizá lo tengan si me pongo un día de éstos, los carteles de circo donde un payaso desvaído y violáceo promete noches llenas de sorpresas. No hay forma de despegar uno de esos del muro sin destrozarlo, maldita cola industrial de secado rápido...

Nota técnica: en los carteles impresos en cuatricromía (en los cuales se obtiene el efecto de "a todo color" mediante la combinación de cián, magenta, amarillo y negro); la luz del sol siempre afecta primero a la tinta amarilla. Cuando ese color se saca de una cuatricromía, el peso del cián y el magenta da como resultado una imagen fría, entre violácea y azulada. De ahí el aspecto que adquieren muchas impresiones tras una prolongada exposición a la luz solar directa.

Nota emocional: releo este post y veo todas las obsesiones, yeah, las obsesiones de siempre apoltronadas en el sofá, sirviéndose sin pedir permiso lo primero que pillan en el mueble bar...

El Operario Estepario

5 comentarios:

Julia Delgado dijo...

Acabo de leer tu post. Exactamente igual que hago siempre con todos. Los publico, los intento poner bonitos, etc... después de hacerlo todo, más o menos rapidito, me he puesto a leer a sorbitos (como siempre que empiezo claro)...al final tengo la barbilla llena de tanto leer a borbotones.

Entre la nota técnica really y lo de la pernera...en fin, que te voy a decir yo que ya no sepas.

De lo mejorcito que se ha publicado en Brumas.

Todavía no se como voy a afrontar el tema de las imágenes que le puedo poner...

Alfonso Alba dijo...

Tremendo.
Me encanta la reflexión sobre los carteles expuestos al sol porque siempre divagué sobre qué color se pudriría antes y sobre el aspecto no deseado que arrojaría.
Esta mañana estaba atrapado en un atasco a la salida de Córdoba. El sol calentaba mis sesos y relajaba mis pensamientos. Recostaba mi cabeza sobre el reposacabezas y me hacía la misma reflexión sobre los carteles electorales de IU, PSOE y PP, por este orden. Bajo Otra Córdoba es posible, un Haremos más y un simple Nieto Alcalde se me apareció un poblado de rumanos con dientes de oro, mujeres con los brazos llenos de moratones --probablemente provocados por los dientes de oro-- y niños semidesnudos rodando en bicicletas sin cubiertas en las ruedas...

P.D.: Jésús, corre, corre, has un derrape!!! Nota alegre para un comentario triste

Anónimo dijo...

Gracias Edgar, lo has publicado rápido como una centella que me follaría. Y las imágenes? Fetén claro. Aunque ese payaso me vaya a perseguir unos días...

En Madrid la campaña electoral también es de mucha risa y aspaviento Alfonso. Y los atascos ni te cuento ("¿dónde va toda esta gente a estas horas?", etc.) Resiste, nos prejubilarán a todos con 55 y a esa edad todavía se nos erguirá el pene al paso de las mozas.

Chicos, aprovecho este 'púrpito' para anunciar el advenimiento de mi novia y yo a Sevilla el finde. A lomos de nuestro negro torete; sedientos de cruzcampo y hambrientos de cazón en adobo.

Capitán Cook(ing) dijo...

Edgar, la bronca estétiva entre los post de tu blog (tu blog, tu blog, tu blog) es magnífica. El operario se ha hecho esperar, como lo bueno, y nos trae esencias magníficas, como K y como Cloroformo, por no hablar de tus exageradas exageraciones exageradas...los cuatro jinetes tienen a mis neuronas segregando saliva intelectual como perros de Pavlov. Qué bueno que viniste!

Anónimo dijo...

Esa "Nota emocional" final es digna de que Alguien acuda inmediatamente a Madrid a comerte la bomba sexual. Delicious.

(muy buenas imágenes como de costumbre, edgar)

 
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