Paridas y Potroclos
“No sólo temen a mi látigo, Leónidas”

‘Tócala otra vez Sam’, ‘Siempre nos quedará París’ o ‘Esta Coca Cola sabe a Pepsi’ (Little Nicky) siempre quedarán en la memoria del cine. A grandes películas, grandes frases. Y el director de 300 –o el encargado del doblaje– no podía dejar pasar la oportunidad...para soltar una frasesita histórica que invade los blogs como éste: “NO SOLO TEMEN A MI LÁTIGO, LEÓNIDAS”, El rey persa Jerjes, un travestido con plataformas y envuelto en baratijas, le pasa los brazos por los hombros de Leónidas, el rey espartano que no tiene otra cosa que dar la espalda (o el culo) a su rival para que...vaya, Las Termópilas estaban embadurnadas en aceite de ricino... que rima con pepi...es decir, con látigo. Y lo peor son sus ojos...Jerjes mira a Leónidas con ojos satirones mientras pronuncian esas palabras tan morbosas.
Detrás de este arrebato hay una razón lógica: las drogas. Cuando se junta con Quasimodo –si el espartano con mochila que rechazó Leónidas–, se ve una especie de hiena o sucedáneo fumándose un peta zeta y un Jerjes envuelto en humo que lo único que le pide –como a todo el mundo– una cosa a Quasi: “Ponte de rodillas”. Más pruebas, mejor no hablar. Jerjes era gay y la historia siempre nos lo ocultó. Y Quasimodo era Golum de El Señor de los Anillos, pero que ésta vez cayó en las garras –por no decir otra cosa– del lado oscuro.
Pero los espartanos no se quedan atrás. Estos chicos, cuando nacen, sólo piensan en pelear y matar. De pequeños montan sus grupitos, se pegan los unos a los otros, hasta que viene un persa y lo pegan una paliza. No hay lugar a dudas: Esparta fue la tierra de los canis. La única diferencia es que ahora saldrían corriendo si tienen que enfrentarse a un millón de tipos cabreados.
Indiana Pons
2 comentarios:
Disculpas del autor:
Las erratas, loismos y demás locuras estilo Serrano han sido por culpa de los estupefacientes y demás sustancias psicotrópicas que ingerí antes de escribir este artículo.
Iñaki, recuerda la frase de Leónidas: "Espartanos, esta noche cenaremos en el infierno". Por tanto, antes de que nos den matarile es mejor saciar nuestros instintos más profundos, y si eso significa que nos pongan el culo como la bandera de Japón...
¡Viva Esparta!
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